¿Cómo sé yo qué vino estoy comprando?
Al menos en España, se ha podido asociar al precio del vino su calidad, aunque es algo que como veremos a continuación no es primordial ni necesario. El vino no depende de su precio para ser realmente bueno.
Démosle la vuelta a la pregunta. ¿Cómo saber si está malo?
El color debe corresponderse con el tipo de vino; en caso contrario, luego pueden aparecer problemas. Por ejemplo, un blanco joven equivaldría a un amarillo pálido, pajizo, pajizo verdoso.
Como un tinto con muchos años en barrica obtendrá un color más apagado, con un rojo teja, tenderá a anaranjado. Al contrario de lo que parece los posos son más una virtud que un defecto, aunque no lo parezca.
En un tinto, aromas a corcho, vinagre, exceso de alcohol que todo lo invade, fruta pasada… son signos de contaminación o error en la vendimia, o en su elaboración.
La clave para saber cuál es un buen vino la tenemos en la boca: el equilibrio.
El sabor y también el olfato es lo que cautiva o pierde para siempre al consumidor.
Pero definitivamente, para gustos los colores, y para gustos también está el vino.
Gracias a sus variedades puedes permitirte probar varias clases para comparar y elegir entre ellos. Ni el más caro es el mejor, ni el más popular tampoco.
“Si a usted le gusta el vino que está tomando, ese es el buen vino”.
¿Cómo venderlo?
El universo de la distribución alimentaria está formado por los siguientes establecimientos detallistas: hipermercados, supermercados, autoservicios, superservicios, tiendas tradicionales, tiendas especializadas y economatos. La comercialización de los mejores vinos en España se desarrolla a través de una serie de vías principales: Bodegas, Alimentación, HORECA, Esoterismo y Comercio Electrónico. Y es que la distribución comercial es un factor muy importante dentro del marketing del vino. Los cambios de los hábitos de consumo del siglo XXI hacen que, no solo las bodegas, sino las empresas de distribución deban adaptarse a estos cambios, lo cual afecta directamente a las acciones comerciales de las bodegas.
El dinamismo debe ser un rasgo esencial e inherente a la distribución comercial, y ello debe ser tomado en consideración en las decisiones comerciales óptimas relativas a la política de distribución más adecuada a desarrollar por parte de la bodega.
La comercialización de los vinos en España se desarrolla principalmente a través de cuatro caminos diferentes que no son excluyentes entre sí: la venta directa de las bodegas a los consumidores finales, los canales de alimentación, los canales HORECA (acrónimo de hostelería, restauración y catering) y los nuevos canales de distribución del vino, que están teniendo cada día un peso económico mayor (como el enoturismo o el comercio electrónico).
Las bodegas destinan parte de la producción a la exportación a través de diferentes agentes comerciales exportadores, a la vez que han de competir con los vinos importados por los agentes importadores.
Actualmente los principales canales de distribución que se suelen utilizar en España son la distribución alimentaria y los canales HORECA.
Pero a todo esto hay que sumarle la importancia de tener una buena red de publicidad comercial para que todo este proceso de distribución sea efectivo 100%. Para ello no solo basta con publicitar a nuestra empresa en páginas amarillas o con carteles publicitarios, pues la mejor forma de vender es acercar el producto a la casa del consumidor antes de que lo haya comprado. Esto quiere decir que la mejor forma de comercializar se da en las redes sociales, donde los internautas pueden comprobar la experiencia de otras personas al comprar tu producto. Es fundamental que gocemos de buen prestigio en las plataformas digitales por ello, y que facilitemos las mejores vías de atención al cliente no solamente en el terreno físico, sino que seamos capaces de mantener una red digital que se retro alimente de lo que los consumidores deseen y corrija lo que no les gustó.
Las redes sociales no solo son nuestro presente, sino que marcan nuestro futuro.
Laura Salas