El Consejo de Ministros aprobó la modificación de la norma nacional sobre consumo de vegetales y leche en las escuelas. El mismo había sido aprobado en 2017. Sin embargo, la modificación adapta la norma española a la reglamentación europea. Posibilitará al país recibir algo más de 19 millones de euros. El objetivo es fomentar en la población infantil hábitos alimenticios saludables. Además, estimular la distribución de productos regionales y de cercanía. Así, la compra escolar de fruta, hortalizas y leche adopta nuevas modalidades de suministro, distribución y acompañamiento.
¿En qué consisten las modificaciones de la normativa para la compra escolar de fruta, hortalizas y leche?
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación informó sobre la reforma del sistema de contratación para la compra escolar de fruta, hortalizas y leche. Las modificaciones, que adaptan la normativa española a la reglamentación europea, afectan el suministro y distribución de los productos y las medidas de acompañamiento.
- Establece dos sistemas para el acceso al programa escolar de consumo de frutas, hortalizas y leche: gestión directa o indirecta. Gestión directa. A cargo de las autoridades del centro escolar, mediante la contratación con un tercero o a través de un medio propio. Gestión indirecta. A decisión de cada comunidad autónoma, otorgando a cada centro una subvención para la compra escolar de los alimentos. Para ello las autoridades competentes deben gestionar el suministro.
- Cambio en la definición de “solicitante de la ayuda”. Directamente relacionado con lo anterior, implica la variación de los procedimientos de selección de solicitantes y del pago de las ayudas.
- Prioridad para los alimentos frescos. Sin embargo, también se permite fomentar el consumo de productos específicos o responder a las necesidades nutricionales particulares de los niños. Así, se podrán distribuir alimentos transformados a base de frutas y hortalizas. También otros productos lácteos sin adición de aromatizante, frutas, frutos secos o cacao.
- Otros agroalimentos. Se podrán incluir en la compra escolar otros agroalimentos como aceite de oliva, aceitunas deshuesadas de mesa y miel, para su degustación en el marco de las medidas educativas de acompañamiento.
- Compra escolar de cercanía. Se garantiza la distribución de productos locales y regionales, y a las regiones menos desarrolladas y ultraperiféricas.
Objetivos de la modificación
Con esta adaptación del reglamento se permite fomentar el consumo de productos específicos o que respondan a las necesidades nutricionales particulares de los niños, además de garantizar la distribución de productos locales y regionales.
La Unión Europea destina anualmente alrededor de 220 millones de euros para financiar los programas de alimentación escolar. De éstos, 125,67 millones corresponden a frutas y hortalizas, y 6,3 millones a leche y productos lácteos.
En tanto, a España llegan 19,2 millones de euros para la financiación de la compra escolar de frutas, hortalizas y leche. Son 12,9 millones se destinan a frutas y hortalizas, y 6,3 millones de euros a leche y productos lácteos.
Así, la modificación adapta la norma española a la reglamentación europea, que incluye también la realización de medidas de acompañamiento.
Datos interesantes sobre alimentación escolar
Según la revista Consumer, el 65,8% de los niños menores de 12 años come todos los días en el comedor del colegio.
Hasta la modificación mencionada más arriba, cada comunidad autónoma es la encargada de determinar quién gestiona el servicio, sus características y cómo se ofrece. Solo el 36,4% de los establecimientos cuenta con cocina en el mismo. Además, existe una gran disparidad. Por ejemplo, en Andalucía solo el 8,5% de las escuelas tienen cocina, frente al 76% de las de Galicia.
Sin embargo, las familias no tienen muchas oportunidades de participar en la compra escolar. De hecho, la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado, centrada en las escuelas públicas, lleva años de campaña para mejorar la gestión de los comedores escolares.
Por ejemplo, se pronuncian a favor de las cocinas «in situ» ya que permiten recuperar valores fundamentales además de que se aprovecharía mucho mejor la compra escolar evitando el desperdicio.
Por otra parte, en conjunto con distintas asociaciones como Justicia Alimentaria, procuran aportar un modelo de pliego de condiciones y características del servicio. Éste debe garantizar y mejorar la salud de los niños, ayudarlos a adquirir hábitos saludables y ofrecer una alimentación sana y de calidad. También, fomentar hábitos de proximidad, saludables y sostenibles.
Lee el comunicado del Ministerio sobre compra escolar de alimentos aquí.