Jean Claude Berrouet: «El mundo del vino es una escuela de paciencia»
Curiel de Duero (Valladolid), 22 sep (EFEAGRO).
Jean Claude Berrouet, el que fuera enólogo de Château Petrus y creador durante 44 años de estos míticos vinos en Francia, acaba de lanzar su primera elaboración en la Denominación de Origen Ribera del Duero.
Hombre sencillo pero muy selectivo a la hora de aportar sus conocimientos profesionales y apoyo enológico, reconoce en una entrevista con Efe que en su llegada a esta DO ha tenido mucho peso lo bien que ha conectado con la familia Yllera.
Por ello ha decidido ayudarles en un proyecto ambicioso: lograr otro vino mítico en esta zona de calidad.
Desde la bodega situada en Curiel de Duero (Valladolid), entre los valles del Duero, el Cuco y la Esgueva, han lanzado Vivaltus y La Fleur Vivaltus, con uvas seleccionadas de viñedos viejos ubicados en pagos especiales y producción muy limitada (14.000 y 48.000 botellas, respectivamente).
Vinos con «corazón francés y alma de la Ribera del Duero», según ha indicado Marcos Yllera. Pero sobre todo, impregnados de paciencia, una máxima que Berrouet aplica a todas sus elaboraciones:
Pregunta: ¿Qué ha llevado a un enólogo de su renombre a embarcarse en este proyecto en Ribera del Duero?
Respuesta: Es una respuesta retórica. Un crítico de arte se puede interesar por Velázquez o los más opuestos y eso nos sirve de enriquecimiento.
P: ¿Qué le ha aportado Ribera del Duero?
R: La magia del vino. Un vino puede contar su historia, de su suelo, de su clima, pero sobre todo cuenta con entornos sociales y gastronómicos diferentes unos de otros. Por tanto, el vino es un gran embajador cultural.
P: ¿Qué características o diferencias ve en la Ribera del Duero, es fácil elaborar aquí?
R: Todo depende del tipo de intérprete que seamos. Hay partituras de Mozart fáciles de interpretar y otras difíciles. Por parte del enólogo tiene que haber sensibilidad, observación y atracción para interpretar esas partituras y eso es lo maravilloso de nuestro trabajo.
P: ¿Tiene puntos fuertes la Ribera del Duero?
R: No hay puntos fuertes, hay originalidades y características y eso es lo que importa porque cuando uno viaja por el mundo, lo importante es ver la identidad de un vino y la forma en cómo puede traducirse.
P: Ha dicho la familia Yllera que usted les insiste una y otra vez en que tengan paciencia…
R: El mundo del vino es una escuela de paciencia. Cuando bebo los vinos que hemos vinificado hace 50 años y hay respuestas sobre la tecnología que hemos elegido, eso es una escuela de vino.
P: ¿Por qué Ribera del Duero y no otra denominación de origen?
R: Durante mucho tiempo he sido un enamorado de Rioja, tenía muchos amigos. Era muy amigo de Basilio Izquierdo, de Cune, pero en este caso ha sido circunstancial, ha sido la familia que me ha encantado. He conectado muy bien. Si no, no estaría aquí.
P: ¿No se cansa de trabajar después de tantos años?
Hombre sencillo pero muy selectivo a la hora de aportar sus conocimientos profesionales y apoyo enológico, reconoce en una entrevista con Efe que en su llegada a esta DO ha tenido mucho peso lo bien que ha conectado con la familia Yllera.
Por ello ha decidido ayudarles en un proyecto ambicioso: lograr otro vino mítico en esta zona de calidad.
Desde la bodega situada en Curiel de Duero (Valladolid), entre los valles del Duero, el Cuco y la Esgueva, han lanzado Vivaltus y La Fleur Vivaltus, con uvas seleccionadas de viñedos viejos ubicados en pagos especiales y producción muy limitada (14.000 y 48.000 botellas, respectivamente).
Vinos con «corazón francés y alma de la Ribera del Duero», según ha indicado Marcos Yllera. Pero sobre todo, impregnados de paciencia, una máxima que Berrouet aplica a todas sus elaboraciones:
Pregunta: ¿Qué ha llevado a un enólogo de su renombre a embarcarse en este proyecto en Ribera del Duero?
Respuesta: Es una respuesta retórica. Un crítico de arte se puede interesar por Velázquez o los más opuestos y eso nos sirve de enriquecimiento.
P: ¿Qué le ha aportado Ribera del Duero?
R: La magia del vino. Un vino puede contar su historia, de su suelo, de su clima, pero sobre todo cuenta con entornos sociales y gastronómicos diferentes unos de otros. Por tanto, el vino es un gran embajador cultural.
P: ¿Qué características o diferencias ve en la Ribera del Duero, es fácil elaborar aquí?
R: Todo depende del tipo de intérprete que seamos. Hay partituras de Mozart fáciles de interpretar y otras difíciles. Por parte del enólogo tiene que haber sensibilidad, observación y atracción para interpretar esas partituras y eso es lo maravilloso de nuestro trabajo.
P: ¿Tiene puntos fuertes la Ribera del Duero?
R: No hay puntos fuertes, hay originalidades y características y eso es lo que importa porque cuando uno viaja por el mundo, lo importante es ver la identidad de un vino y la forma en cómo puede traducirse.
P: Ha dicho la familia Yllera que usted les insiste una y otra vez en que tengan paciencia…
R: El mundo del vino es una escuela de paciencia. Cuando bebo los vinos que hemos vinificado hace 50 años y hay respuestas sobre la tecnología que hemos elegido, eso es una escuela de vino.
P: ¿Por qué Ribera del Duero y no otra denominación de origen?
R: Durante mucho tiempo he sido un enamorado de Rioja, tenía muchos amigos. Era muy amigo de Basilio Izquierdo, de Cune, pero en este caso ha sido circunstancial, ha sido la familia que me ha encantado. He conectado muy bien. Si no, no estaría aquí.
P: ¿No se cansa de trabajar después de tantos años?
R: No, porque cada vez que me embarco en un proyecto es una cura de juventud. Es lo que permite estar vivo porque uno se sigue sintiendo útil y eso es la maravilla de este trabajo.
Fuente: EFEAGRO