El informe sobre la competitividad que ha elaborado el FoodDrinkEurope para el año 2012 realiza una petición a los miembros políticos de la comunidad europea para que se establezca una política europea para el sector alimentario que beneficie a los consumidores y a los agentes de la cadena de suministro, todo esto con la intención  de aprovechar las oportunidades que los mercados emergentes ofrecen.

El informe pone en evidencia la solidez de este sector, tanto por los beneficios que aporta, unos 956.000 millones de euros, como por la creación de empleo, casi 4,1 millones de puestos de trabajo: Lo que supone uno de los grandes pilares de la economía europea para el desarrollo.

A pesar de la crisis económica que azota a los países occidentales este sector sigue con una tendencia al alza, mucho mejor que otros sectores en el ámbito de la producción y del trabajo. No obstante, su capacitiva en la competitividad internacional va todavía por detrás de sus competidores; en los mercados consolidados y en los mercados emergentes están todavía atrasados.

Según los datos que ha dado a conocer el informe, los factores que han llevado a este sector a tener una desventaja competitiva son de diversa índole: En primer lugar cabe destacar la ausencia de una política industrial europea para el sector alimentario, en segundo lugar también cabe destacar la falta de un mercado único real en el sector, por último, la necesidad de un mejor funcionamiento de la cadena de suministro.

Debido a estas razones los fabricantes de alimentos y bebidas quieren que  se realice una implantación de una política sectorial europea, ya que sería de gran ayuda a la hora de desarrollar la competitividad interior en el mercado único y en todo el mundo.

Con la creación de un mercado único para este sector se conseguiría un marco legal mucho más fiable, además de un mejor funcionamiento de las cadenas de suministros, la eliminación de las cortapisas para I+D y asegurar el acceso de los productos europeos a los mercados emergentes.