Un estudio dirigido por la doctora estadounidense Emily D. Parker ha analizado las consecuencias para la salud que tiene el consumo de pan integrar en las mujeres. Según se desprende de este informe, existe la posibilidad de que la ingesta de cereales integrales reduzca la posibilidad de desarrollar diabetes de tipo 2, la forma más común de esta enfermedad. 

La revista Annals of Epidemiology ha publicado los resultados que arroja ‘Women´s Health Initiative Observational Study’ (WHI), un estudio que ha dirigido durante ocho años la doctora Emily D. Parker de Minesota y cuyo trabajo de campo se ha basado en la observación y análisis de los hábitos de consumo de pan integral en mujeres de edad madura comprendida entre los 50 y los 79 años. Uno de los principales datos que aporta este estudio al ámbito de la salud es que podría existir una relación inversa entre el consumo de cereales integrales y el desarrollo de la diabetes de tipo 2, una enfermedad crónica que se estima que afecta, sólo en España, a más de cuatro millones de adultos.

Trabajo de campo

Para llegar a estas conclusiones, en un primer momento se analizó la dieta que seguía un panel de casi noventa y cuatro mil mujeres a través de un cuestionario cuyas respuestas reflejaban la frecuencia de consumo de ciertos alimentos. Este cuestionario incluía un número determinado de preguntas referidas a la ingesta concreta de pan blanco o integral, así como de otro tipo de cereales.

En una segunda fase, se agrupó a las participantes del estudio en dependencia del consumo diario de cereales integrales; se establecieron seis grupos de mujeres: Las que no consumían nada de cereales integrales en todo el día, las que consumían menos de 0,5 raciones, las que tomaban de entre 0,5 a 1 ración, de 1 a 1,5 raciones, de 1,5 a 2 raciones, y las que consumían entre 2 o más raciones de cereales integrales en el día.

Conclusiones

Durante los ocho años en los que duró el seguimiento de la dieta de estos seis grupos de  mujeres se llegó a la conclusión de que el consumo de cereales integrales era escaso, con una media de 1,1 raciones al día. Lo relevante es que las mujeres que más consumían este alimento presentaban, según los análisis y tras eliminar la posible influencia de otro tipo de variables (consumo de frutas, verduras, historial familiar,  práctica de ejercicio físico, etc.), menores posibilidades de padecer diabetes de tipo 2.

Otra de las conclusiones del estudio es que incluso un consumo bajo de  este alimento disminuye el riesgo de padecer esta enfermedad; conforme se aumenta el consumo de estos alimentos, más disminuye el riesgo de padecer diabetes de tipo 2.

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