La industria del sector refrescos quiere llegar al 50 % de bebidas saludables en 2025. Es decir que al menos el 50% de su oferta sea de bebidas bajas en calorías o sin calorías. En realidad, la reducción de azúcar es un compromiso de la industria desde 2017. En 2020, los refrescos saludables representaban el 37% del total comercializado en España. El objetivo es ayudar a los consumidores a controlar la ingesta de azúcares añadidos. De hecho, el público demanda cada vez más este tipo de productos. Además, la Asociación de Bebidas Refrescantes (Anfabra) destacó los compromisos voluntarios más allá de la ley en vigor.
Metas en refrescos saludables para 2025
En 2017, la Asociación de Bebidas Refrescantes (Anfabra) estableció sus compromisos de reducción de azúcar 2017-2020. Fue en bse al Plan de Colaboración para la Mejora de la Composisicón de Alimentos y Bebidas. Este programa es el resultado del trabajo en conjunto entre el Ministerio de Sanidad y la cadena alimentaria.
El plan establecía las distintas metas en refrescos saludables. Por ejemplo, respecto del porcentaje de reducción de azúcar, entre2005 y 2016 se redujo un 28%. El plan propuso llegar al 38% en 2020, es decir, 10 puntos más.
Estos porcentajes son superiores a los de Europa, que logró una reducción del 12% entre 2000 y 2015, y propuso una meta del 22% en 2020.
Por otra parte, las reformulaciones proponían la baja en azúcares añadidos según el tipo de refresco:
- Bebidas de lima limón sin edulcorantes: 10%.
- Tónicas: 5,3%.
- Bebidas isotónicas: 21%.
- Refrescos de naranja y limón: del 8% al 16%.
Ahora, la meta en refrescos saludables para 2025 es que el 50% de la ofera sea de bebidas bajas en calorías o sin calorías. Este porcentaje representa un 26 % más que en 2020, cuando se alcanzó el 37 % de los refrescos comercializados en España.
En tanto, el compromiso europeo es reducir el contenido de azúcar en un 33 % para 2025.
Consumo de refrescos saludables en España
Fuentes de la Asociación de Bebidas Refrescantes (Anfabra) señalaron que se trata de una categoría que “sigue ganando cuota de mercado”. De hecho, los consumidores demandan cada vez más este tipo de productos.
Según UNESDA, las versiones sin calorías y bajas en calorías ahora representan el 24 % de las ventas en Europa, y más del 40 % en algunos mercados. La patronal europea tiene entre sus objetivos ayudar a controlar la ingesta de azúcares añadidos procedentes de las bebidas no alcohólicas. Así, facilitar el acceso a refrescos saludables por parte de los consumidores.
De acuerdo a sus datos, y citando un estudio de la revista “Nutrients”, en España su consumo está muy relacionado con el ocio y los establecimientos de hostelería. Sin embargo, según este estudio, “sólo aportan el 2,1 % de las calorías que ingieron los españoles”.
Además, con cifras previas a la pandemia, las empresas de bebidas refrescantes invirtieron en innovación de sus productos en torno a los 350 millones de euros. El número de lanzamientos podría alcanzar los 200 por año.
Legislación española y compromisos voluntarios del sector
La asociación Anfabra recordó que la legislación europea impide desde 2006 la publicidad de estos productos a los menores de 12 años. Sin embargo, en España las empresas del sector han ampliado hasta los 13 años dicha medida. Forma parte de los «compromisos voluntarios con los que se anticipan o van más allá de la legislación en vigor”.
Por ejemplo, dentro de los compromisos del sector 2017-2020 figura:
- No hacer publicidad ni promoción de bebidas refrescantes a menores de 12 años en medios audiovisuales, impresos e Internet.
- Tampoco realizar actividad comercial directa en centros de educación primaria. En el caso de los centros de educación secundaria que soliciten bebidas refrescantes, solo se realizará venta directa de refrescos saludables. Es decir, bebidas sin o bajas en calorías.
- En tanto, tampoco entregar productos en forma gratuita en eventos deportivos dirigidos a menores de 12 años.
Así, las empresas insisten en que su estrategia es la promoción de los hábitos saludables, unidos sus compromisos voluntarios. Es porque en su opinión, las restricciones o medidas físcales no sirven para cambiar hábitos de consumo.
En realidad, la ley que entra en vigencia en 2022 prohíbe la publicidad de dulces y bebidas calóricas para niños y sustituye el Código PAOS de autorregulación. El mismo está vigente desde 2006.
De hecho, uno de los productos alcanzados por la prohibición son los zumos y bebidas energéticas.
Por este motivo, desde la Asociación se remarcó que si se establecen impuestos sobre las bebidas refrescantes, son “injustos y discriminatorios” y no son eficaces “para resolver un problema de salud”.
Conoce más sobre la iniciativa de refrescos saludables de Anfabra aquí.