Que el sexo vende es hecho tan real que no precisa ningún tipo de demostración, y los creativos de publicidad y marketing hace ya mucho tiempo que se percataron de ello. En la actualidad no nos resulta nada extraño que cualquier tipo de producto se publicite directa o indirectamente en asociación con el sexo o el erotismo. El sector del marketing alimentario no es ajeno a este hecho.

Desde años inmemoriales y hasta nuestros días, ciertos alimentos, especias y bebidas son considerados como afrodisíacos, es decir, como alimentos que aumentan el deseo sexual de quien los ingiere; la canela, el plátano, las ostras, las manzanas rojas, el chocolate o el vino tinto constituyen un claro ejemplo de alimentos excitantes.

Teniendo en cuenta estas premisas, no es de extrañar que los denominados restaurantes eróticos estén marcando tendencia debido al auge que están experimentando, tanto en ciudades occidentales –Madrid es un ejemplo de ello- como orientales.

Los restaurantes eróticos se caracterizan por una estética cuidada que pretende integrar a ambos sexos, dando así una respuesta a las demandas sociales en la actualidad.  A pesar de que existe una amplia gama de restaurantes eróticos en función de los gustos y demandas sociales, todos ellos suelen combinar alimentación afrodisíaca con espectáculos eróticos. Algunos de ellos han sido creados exclusivamente para acoger a grupos que celebran sus despedidas de solteros.

En Madrid, el comensal que busca diversión ante cualquier otra cosa, puede degustar un menú afrodisíaco en el restaurante “El Cortijo de los Locos”. Pescado de novicia, ensaladita calienta braguetas o cojoncitos del Tío Aurelio son algunos de los platos que degustan los clientes de este peculiar restaurante.

Alejándose de la obscenidad, en Estados Unidos, en concreto en Florida, se encuentra un restaurante muy sensual e intimista, con una iluminación tenue: El B.E.D. Repleto de camas, en este restaurante sirven comida afrodisíaca a sus comensales en camas repletas de cojines y almohadones. El estilo y el auténtico erotismo definen la imagen de marca de este local estadounidense.

En la ciudad de Valencia se encuentra un restaurante en el que se puede cenar, cantar karaoke, echar una partida de billar o de dardos, en definitiva, todo lo que se puede hacer en cualquier otro bar o restaurante que se precie, eso sí, el Olivers –así es como se llama este restaurante valenciano- ofrece a sus clientes la posibilidad de hacerlo sin nada de ropa. Este tipo de restaurante no sólo se encuentra en España, Estados Unidos también tiene sus peculiares versiones, el Codinners, que ofrece salones literarios o bingo, o el Sub Rosa en el estado de Oregón, al que sólo se puede acceder sin ropa.

Los hay para todos los gustos y en cada vez más ciudades, el sexo vende, y los empresarios dedicados a la restauración no lo han dudado: Los restaurantes eróticos ofrecen respuesta a las nuevas demandas de una sociedad cada vez más abierta y tolerante.

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