Todos conocemos la clorofila como el pigmento que les da su característico color verde a las plantas, algas e incluso a ciertas bacterias. Su color verde se debe a que la clorofila absorbe la luz visible en las longitudes de onda rojas y azules, reflejando la verde.

Es sumamente importante para las plantas y las algas ya que participa en la fotosíntesis, proceso que les permite producir energía a través de la luz solar. Esto lo realiza formando hidratos de carbono a partir de la combinación del dióxido de carbono con el agua, liberando oxígeno en el proceso. 

La estructura química de la clorofila es muy parecida a la de los glóbulos rojos, por eso se la conoce también como la “sangre de las plantas”, aunque en lugar de contener hierro (como la hemoglobina de los glóbulos rojos) la clorofila contiene magnesio.

Lo que consideramos clorofila es, en realidad, una combinación de varias moléculas como la clorofila a, b, c, d y f. Las a y b son más abundantes en las plantas superiores y las algas marinas. Las c y d se hallan en las algas pardas y en las bacterias (cianobacterias). La f fue descubierta en el año 2010 en una cianobacteria en Australia.

Existe un derivado semisintético de la clorofila llamado clorofilina que es soluble en agua y en el cual el átomo central de magnesio es reemplazado por un átomo de cobre.

Lo que la mayoría de nosotros no sabemos es que la clorofila también puede ser consumida por los humanos y tiene múltiples beneficios para la salud.

 

Historia de la clorofila

 

En 1817 dos químicos franceses, Pierre Pelletier y Joseph Caventou consiguieron, mediante un método descubierto por Pelletier, aislarla de las plantas. El método consistía en el uso de disolventes suaves y no sólo pudieron, de esta forma, aislar la clorofila sino también otros compuestos tan importantes como la quinina (usada para el tratamiento de la malaria), la cafeína (conocido estimulante presente en varios compuestos) y la colchicina (usada para el tratamiento de la gota).

En 1930 Hans Fischer ganó el premio Nobel de Química por sus investigaciones sobre la composición de la clorofila y la sangre.

En 1931 se descubrió que las células cancerosas no pueden sobrevivir en ambientes con grandes cantidades de oxígeno y, por lo tanto, se planteó usar la clorofila debido a su alto contenido en ese elemento. Se centraron especialmente en la utilización de la clorofila contenida en el jugo de pasto de trigo o “wheatgrass”.

También neutralizaría los efectos cancerígenos del polvo de carbón y el tabaco y protegería al organismo contra dosis excesivas de rayos X y radioterapia.

En los años 40 un investigador norteamericano, Benjamín Crunkin, hizo notar los efectos antisépticos de la clorofila. Publicó un artículo en la revista “The American Journal of Surgery” donde hablaba sobre los múltiples beneficios de este elemento: ayuda a la cicatrización de heridas, sirve para neutralizar olores desagradables, fortalece el sistema inmune, ayuda a la curación de úlceras varicosas en las piernas, ayuda en el tratamiento de infecciones por Estreptococo, sinusitis, piorrea e infecciones vaginales y, a nivel celular, ayuda a desintoxicar el organismo. 

 

Formas de consumo de clorofila

 

Se postulan muchos beneficios de la clorofila para la salud

Estos beneficios pueden obtenerse a través de la ingesta de vegetales ricos en clorofila como espinaca, acelga, rúcula, perejil, elotes, lechuga, berro, col rizada, cilantro, apio, pimientos, espárragos y algas como la espirulina y la chlorella, entre los que contienen más cantidad de esta sustancia. 

Cuando estos vegetales se cocinan o son expuestos a la acidez del medio, el magnesio contenido en la clorofila se elimina. Esto provoca la degradación de la clorofila y por eso el color verde brillante se transforma en verde oliva.

La cocción muy prolongada acentúa esta degradación por lo que es recomendable cocinar estos vegetales al vapor o adicionarles bicarbonato de sodio para disminuir la acidez del medio.

También pueden obtenerse beneficios incorporando complementos de clorofila:

  1. Tragos de pasto de trigo: también conocido como “wheatgrass”. Contienen un 70 % de clorofila. Se venden congelados y se añaden a un vaso de agua o jugo natural. Se recomienda tomar 2 por día que representarían 60 ml.
  2. En polvo: se recomienda una cucharada disuelta en agua en ayunas todos los días.
  3. Gotas: la dosis es de 10 gotas 3 veces por día, 1 hora antes o después de las comidas.
  4. Cápsulas: 1 cápsula en ayunas, y 2 cápsulas 1 hora antes o después de las comidas.
  5. Líquida: 5 ml diarios diluidos en 250 ml de agua. Puede tomarse en ayunas o distribuido a lo largo del día, siempre 1 hora antes o después de las comidas.
  6. Champú y máscara de tratamiento: se indica para detener la caída del cabello.
  7. Ungüentos con clorofilina: se usan para disminuir el dolor y el tiempo de cicatrización de las lesiones cutáneas.
  8. Gel tópico: el gel de clorofilina se usa en el tratamiento del acné.

 

Beneficios de la clorofila

 

  1. Desintoxicante: debido a su alta concentración de oxígeno la clorofila ayuda a depurar el organismo, estimulando el funcionamiento hepático, renal e intestinal y actuando como hidratante. Mientras tanto el magnesio disminuye la concentración de azúcar en la sangre a través del glicólisis, evitando su acumulación en el organismo. Previene los efectos de la radiación en el cuerpo, siendo muy útil para los enfermos de cáncer que reciben radioterapia. También favorece la eliminación de metales pesados como el mercurio, por ejemplo.
  2. Cicatrizante: sus altas cantidades de oxígeno ayudan a la reconstrucción de los tejidos dañados. 
  3. Antienvejecimiento: inhibe la acción de los radicales libres mejorando la salud de la piel y el cabello. La vitamina K mantiene limpias las glándulas suprarrenales y mejora las funciones del organismo en general.
  4. Mejora la salud del sistema digestivo: ayuda a digerir mejor los hidratos de carbono y las grasas activando el funcionamiento hepático y pancreático. Interviene también en la asimilación de los nutrientes porque el oxígeno y su alto contenido en carotenoides hace que éstos lleguen más rápido a las células. Ayuda a descomponer los cristales de oxalato de calcio para que sean más fáciles de eliminar. Evita las flatulencias y la pesadez estomacal. En un estudio se demostró que las personas que consumen clorofila tienen un 64 % menos de posibilidades de desarrollar un tumor hepático.
  5. Disminuye el LDL o “colesterol malo” y los triglicéridos: reduciendo la producción hepática de estos elementos.
  6. Fortalece el sistema inmune: inhibiendo el crecimiento de bacterias y virus a través de un proceso de alcalinización de la sangre.
  7. Oxigena el organismo: aumenta la producción de sangre y ayuda a su oxigenación ayudando de esta forma a combatir la anemia.
  8. Refuerza la memoria
  9. Ayuda a desterrar el mal aliento: es un efectivo enjuague bucal por su inhibición del crecimiento bacteriano.
  10. Ayuda en la cicatrización de las heridas, úlceras varicosas y aftas orales.
  11. Aumenta el rendimiento deportivo.
  12. Ayuda al tratamiento de la pancreatitis crónica: se sabe que, administrada en forma intravenosa, ayuda a reducir el dolor, la inflamación e infección del páncreas.
  13. Equilibra los niveles de glucosa en sangre.
  14. Elimina la caspa y disminuye la caída del cabello: para estos efectos se puede usar en forma de champú y máscara de tratamiento.
  15. Ayuda a prevenir ciertos tipos de cáncer: este beneficio es debido a su contenido en antioxidantes.
  16. Es anti mutagénica: esto quiere decir que ayuda a disminuir las mutaciones celulares
  17. Estimula la producción estrogénica: ayudando a las mujeres con los trastornos menstruales.
  18. Ayuda a mejorar la absorción de calcio en huesos y dientes, disminuyendo la posibilidad de desarrollar osteoporosis.
  19. Reduce los síntomas de la rinitis.
  20. Contribuye a la salud cardiovascular: fortalece el miocardio o músculo cardíaco, disminuye la presión arterial y mejora la circulación.
  21. Combate el dolor e inflamación de la artritis.
  22. Ayuda en el control de las epistaxis (sangrado nasal): debido a su contenido de vitamina K que es fundamental para la coagulación de la sangre.
  23. Tiene propiedades fungicidas: controla el crecimiento del hongo Candida albicans debido a que esta micosis necesita de un medio ácido para desarrollarse.

 

Precauciones con el uso de clorofila

 

La clorofila parece ser bastante innocua y no producir efectos adversos importantes, siempre que se respete la cantidad indicada.

Puede provocar efectos a nivel del aparato digestivo (náuseas, vómitos, diarrea, cólicos, estreñimiento y cambios en el color de las heces) y una sensibilidad aumentada a la radiación solar que puede provocar erupciones en la piel en personas muy sensibles.

No se ha demostrado que sea segura para embarazadas, mujeres lactantes o niños por lo que, siempre, se debe consultar al médico antes de ingerir suplementos nutricionales con clorofila.

En caso de alergia pueden presentarse los síntomas habituales: prurito, sarpullido, edema, picazón de garganta, sensación de hormigueo en la boca y, en casos graves, dificultad para respirar. En estos casos es necesario suspender inmediatamente la ingesta y consultar a un médico.

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