Desde tiempos inmemoriales, la creatividad constituye la vía de escape a los límites materiales. La actual crisis económica afecta a todos los sectores de la sociedad, y la hostelería no es una excepción. En la actualidad, y a excepción de las cadenas de comida rápida, los negocios relacionados con el ocio y el turismo reciben menos visitas que en los años previos a la irrupción de la crisis.
A este hecho hay que añadir que el mercado de la restauración ha crecido de manera vertiginosa en los últimos años, y este crecimiento se traduce en un aumento de la competencia. En este sentido, son muchas las estrategias empresariales, de marketing, de imagen o de comunicación que tienen como objetivo lograr la permanencia del negocio hostelero en el mercado, es decir, atraer a la clientela.
Renovarse o morir
La modernización de la imagen del local a través de cambios en su estética es una de las estrategias más utilizadas para atraer al consumidor. Existen multitud de restaurantes que ofrecen servicios idénticos, mismos menús, etc., pero todos se distinguen entre ellos por su ambiente, su estética o incluso por la zona geográfica en la que se encuentran ubicados.
Aquella premisa que los publicistas aplican sí o sí en su trabajo, “se diferente para igualarte”, también tiene sentido en el mundo de los restaurantes: Crear diferencias en el restaurante con respecto a la competencia es tan importante como ofrecer un servicio de calidad o disponer del trabajo del mejor chef. Ahora bien, ¿Cómo realizar esos cambios de imagen y ambiente?
¿Cómo cambiar la imagen del negocio?
Analizar la competencia, la estética de la zona geográfica o los gustos y hábitos de consumo generales de los consumidores locales; todas éstas son tareas previas a la modernización del local que se pueden encargar a cualquier agencia de imagen, pero la tarea más importante es encontrar ese elemento diferenciador, pero nunca discordante, que atraerá a una cantidad mayor de consumidores.
La información que ofrecen estos análisis y estudios muestra las claves del cambio estético: El nuevo diseño deberá ser actual, pero también expresará los valores que ofrece el restaurante, valores que son acordes con la propuesta gastronómica que se ofrece. En el momento en el que esta propuesta cambie, lo normal es que se produzcan también cambios en la estética y ambiente del negocio: ¿Es lo mismo un restaurante que ofrece el servicio adicional de ‘comida para llevar’ que uno que ha dejado de ofrecerlo?, ¿Puede tener la misma estética un local que ha pasado a ofrecer exclusivamente menús vegetarianos?. Con total evidencia la respuesta a ambas preguntas es negativa.
La empatía con el cliente y con el ambiente general que rodea al restaurante son factores imprescindibles a la hora de decidir con qué decoración o ambiente estético se dotará al restaurante o bar.