La crisis del COVID-19 ha puesto a las empresas españolas ante el reto de garantizar el abastecimiento de productos de primera necesidad en un momento de máxima exigencia. Además de cumplir con este propósito, son muchas las compañías que han dado un paso más en su aportación social en la lucha contra el coronavirus poniendo las acciones de RSC en el centro de su estrategia empresarial.

“En un contexto de incertidumbre, las empresas han demostrado que juegan un papel esencial en la sociedad, no solo por su trabajo para proveer de productos básicos a la población y a la sanidad, sino también por su liderazgo a la hora de llevar a cabo iniciativas de apoyo a la comunidad, a sus trabajadores y a los colectivos más vulnerables”, destaca el director general de AECOC, José María Bonmatí.

Colaboración con el sector sanitario

Entre las campañas más extendidas están las de colaboración con el sector sanitario. En las últimas semanas se han multiplicado el número de empresas que han realizado donaciones de miles de mascarillas y Equipos de Protección Individual (EPI) para incrementar los recursos disponibles de los profesionales de la salud que se encuentran en la primera línea de combate contra el COVID-19.

Algunas compañías de los sectores más afectados por el parón de la economía, como el textil o el automovilístico, incluso han reorientado su actividad para participar en la necesaria producción de mascarillas, EPIs y respiradores.

En este sentido, son numerosos los fabricantes y distribuidores especializados en productos electrónicos que han realizado donaciones de impresoras 3D para la fabricación de material sanitario, máscaras para reconvertidas en respiradores y también tablets para permitir la comunicación entre los pacientes de los centros hospitalarios y sus familias.

El sector de la distribución también ha sido clave en la construcción exprés de centros sanitarios, como los de IFEMA o Fira de Barcelona, con donaciones de ropa para las camas, material sanitario y alimentos tanto para los trabajadores como para los pacientes.

Implicación con la comunidad

Por otra parte, la crisis del COVID-19 ha incrementado la estrecha colaboración ya existente entre distribuidores y Bancos de Alimentos. En un momento en el que la atención a los colectivos más vulnerables es más imprescindible que nunca, las empresas han ampliado sus donaciones a los bancos locales y a entidades como Cáritas y Cruz Roja, ya sea a través de aportaciones económicas o con la donación de alimentos de primera necesidad y no perecederos, como pasta, arroz, legumbres o aceite.

Los distribuidores también se han volcado en el impulso de medidas para hacer más fácil la
compra a los colectivos más vulnerables -como los mayores y las personas con movilidad
reducida- y a los sanitarios con la creación de horarios exclusivos para estos clientes, abriendo sus canales online solo a estos perfiles de población, creando nuevos canales de atención telefónica o con servicios a domicilios para ellos.

Muchas marcas también han iniciado proyectos de colaboración con entidades sociales para
repartir de forma gratuita cestas de productos básicos entre estos mismos colectivos.

Reconocimiento a los trabajadores

La crisis actual también ha puesto de manifiesto el valor de todos los trabajadores que forman parte de la cadena agroalimentaria como profesionales esenciales, y las empresas han querido reconocer su esfuerzo e implicación en el momento actual. La mayor parte de los distribuidores han anunciado pagas extraordinarias, primas y bonus sobre los salarios de sus trabajadores, además de un incremento en el descuento que tienen por hacer las comprar en sus establecimientos.

Además de las compensaciones económicas, los distribuidores han desarrollado diferentes
medidas cautelares para proteger a sus trabajadores en el desarrollo de su trabajo, como la
limitación del aforo en los establecimientos, la instalación de marcas en el suelo para indicar la distancia de seguridad a mantener entre las personas o la instalación de sistemas de protección.

En algunos casos, las cadenas piden a sus clientes que prioricen el pago con tarjeta y, en caso de tener que efectuar la transferencia en efectivo, algunos distribuidores han establecido un protocolo de actuación para realizar el intercambio evitando el contacto físico entre trabajador y cliente.

Muchas de las cadenas de la distribución también han reducido su horario de atención al
público para permitir el descanso del personal, facilitar su aprovisionamiento y efectuar las
tareas de limpieza y desinfección de sus establecimientos.

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