Ambas cadenas de supermercados han llevado a cabo una insistente campaña comercial en los EEUU con el objetivo de aumentar sus ventas y adquirir un puesto de importancia en el país.
La forma en la que lo están haciendo es principalmente importando y exportando los alimentos que más se consumen en el país, e innovando con otros muchos que se conocen pero se consumen menos. A través de unos envases atractivos, y unas ofertas de lo más tentadoras, están logrando que muchos de los ciudadanos apuesten por una gastronomía diferente a la hora de hacer sus compras.
Lidl y Aldi se encuentran en expansión, buscando la mayor cantidad de clientes para sus negocios. Los dos gigantes europeos del comercio minorista van a por todas en un negocio que en EEUU mueve 700.000 millones de dólares anuales y donde se libra desde hace dos años una intensa guerra de precios que obliga a las cadenas nacionales a elevar el volumen de las ventas para mantener unos márgenes cada vez más estrechos. La competencia es brutal y va a más, lo que ha hecho que una veintena de cadenas suspenda pagos.
Las opciones para ir al supermercado en EE UU son muy variadas. El negocio lo lidera Walmart, con una cuota del 26%. Más de la mitad de los ingresos anuales de sus hipermercados los genera ese departamento. Le sigue Kroger, con el 10% y una proyección de beneficios a la baja. El grupo Albertson no llega al 6%. Las otras grandes cadenas son Ahold Delhaize, Publix Super Markets, HE Butt Grocery, Meijer, Whole Foods, Target y Trader Joe´s.
Lo más importante para los consumidores estadounidenses es que, al concentrar todos los productos bajo su propia marca blanca se elimina la posibilidad de comparar precios con otros supermercados. La compra se hace más rápida y simple, no hay que buscar marcas ni tampoco buscar promociones en circulares. Compras lo que necesitas y al pagar compruebas que lo has hecho por mucho menos.