Los alimentos transgénicos son aquellos cuyo ADN es modificado genéticamente para conseguir unas características deseadas. Actualmente los alimentos transgénicos tienen más presencia en plantas que en los animales.
Las empresas que trabajan con transgénicos buscan ciertas propiedades en sus plantaciones, pero ante todo lo que buscan es que sean más rentables económicamente. En caso de las plantas modificadas, se buscan principalmente tres propiedades: 1) la resistencia a pesticidas, 2) la resistencia a plagas y 3) mayor productividad por metro cuadrado.
¿Qué beneficios pueden presentar los alimentos transgénicos?
En primer lugar, el beneficio más notable es para el bolsillo de un agricultor. Aunque una semilla genéticamente modificada sea más costosa – como las semillas Monsanto que pueden costar diez veces más que una normal -, su uso promete semillas más fértiles que las convencionales.
Otro motivo beneficioso para las empresas que hacen uso de estas transformaciones es la resistencia a herbicidas, ya que su uso deja inmune al cultivo, atacando sólo a la flora ajena.
Muchas de estas plantas también están desarrolladas para sobrevivir a las plagas de insectos – uno de los elementos más destructivos en agricultura-. El beneficio aquí reside en hacer uso de un menor uso de insecticidas en las plantaciones con estas variedades que se puede traducir a la vez en un menor impacto ocasionado al ecosistema y para la salud del agricultor que trata con ellos. El hecho de lograr cultivos resistentes, afecta de forma positiva a la tierra en cuanto a la reducción de su uso evitando su desgaste.
Según Sergi Viñals, técnico de consumo de la Organización de Consumidores y Usuarios de Cataluña, en el programa de RTVE, “Para todos la 2”, quiere dejar claro que para hablar de ventajas y desventajas de los alimentos transgénicos en la sociedad, y por ende, en la salud del consumidor, debemos tener clara la existencia de dos tipos de alimentos transgénicos: por una parte, aquellos que son modificados “para mejorar sus cualidades organolépticas y propiedades nutricionales como es el maíz transgénico vitamínico desarrollado por la Universidad de Lleida” y, por otra, aquellos alimentos que se modifican sólo con el fin que las plantaciones sean más resistentes. En el primer caso, sí que podría hablar de una ventaja de cara a la salud del consumidor, pero en el segundo no hay ventaja. Sin embargo, este tipo de alimentos con propiedades beneficiosas aún no han conseguido llegar al consumidor final, según explica Sergi Viñals.
Y ¿cuáles son los riesgos?
Los riesgos son más numerosos que los beneficios o al menos son la razón principal por la que los alimentos transgénicos suelen estar en boca de la sociedad. Existe, sobre todo, cierta preocupación en cuanto a la salud alimentaria, aunque también suponen riesgo para el medio ambiente o la economía.
Los alimentos transgénicos pueden llevar a la regeneración de nuevos agente que produzcan alergias o intolerancias alimentarias en personas susceptibles así como una posible resistencia a antibióticos útiles para la salud humana.
Por otra parte, desde el punto de vista biológico, la resistencia que se ha logrado de los alimentos transgénicos hace que se utilicen herbicidas mucho más potentes lo que conlleva a una mayor contaminación del suelo y la tierra. Además estos pueden filtrarse y llegar a las aguas subterráneas. La resistencia también se hace cada vez más palpable en insectos y malas hierbas que han evolucionado en relación al uso de transgénicos, lo que puede acarrear otro problema de biodiversidad.
En cuanto a problemas económicos, en la actualidad empresas como Monsanto – que posee más del 90% de las patentes de semillas transgénicas- trabajan en el desarrollo de semillas estériles, de manera que éstas solo se puedan plantar una vez. Esto desemboca en la economía de los agricultores, que antes que pensar que puede beneficiarlos económicamente, se están viendo obligados a pagar cada año una gran cantidad de dinero por plantar las semillas. Además una semilla de Monsanto está preparada para crecer únicamente con los productos que comercializa la misma multinacional, de manera que el agricultor tenga que invertir también en éstos para plantar sus semillas.
¿Qué alternativas existen a los alimentos transgénicos?
Actualmente los alimentos transgénicos están integrados en nuestra dieta, muchos de ellos los consumimos sin saberlo. La organización no gubernamental Greenpeace se opone al desarrollo de los alimentos transgénicos, por eso dispone de una lista que actualizan cada cierto tiempo, donde enumeran las empresas que hacen uso de los alimentos transgénicos para la elaboración de sus productos.
Otra alternativa es consumir alimentos de procedencia ecológica, alimentos que cada vez son más accesibles para el consumidor.
Y a vosotros, ¿se os ocurren otras alternativas a los transgénicos?