En el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, varios expertos han señalado que uno de los mayores desafíos del reciclaje es eliminar las bolsas de plástico de un solo uso. El problema principal es que son altamente contaminantes, sin embargo, no se debe demonizar un material que tiene muchas virtudes.

Según algunos estudios, se estima que una persona usa en promedio 230 bolsas plásticas al año. Hablamos de más de 500 billones de bolsas plásticas a nivel mundial. Este problema se agrava aún más por el hecho de que las bolsas se descomponen en pequeños fragmentos llamados microplásticos. Estos microplásticos terminan en los océanos y se integran en la cadena alimentaria de las especies marinas y, posteriormente, en la humana.

El informe del Pnuma indica que actualmente hay alrededor de 51 billones de partículas de plástico en los mares y océanos. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en los primeros 20 años del siglo XXI ya se ha producido la mitad de todo el plástico fabricado en la historia de la humanidad.

Las bolsas de plástico se diseñaron como opción económica y ecológica

Las bolsas de plástico fueron creadas en la década de 1950 como una opción económica y ecológica. Fueron diseñadas por el ingeniero sueco Sten Gustaf Thulin en una sola pieza de polietileno. El desarrollo se hizo para una compañía llamada Celloplast, que obtuvo la patente del invento en 1965.

Thulin quería que cada bolsa se reutilizara durante mucho tiempo. Sin embargo la filosofía ultracapitalista anglosajona de usar y tirar prevaleció, lo que causó el problema actual de residuos.

El problema no es el plástico, es su uso

La periodista y activista Ana de Santos Gilsanz dijo que en aquel tiempo, se producían escasamente dos millones de toneladas de este material en todo el mundo. Este material está diseñado para ser durable por cientos de años y podría haber continuado siendo una solución sostenible debido a que es moldeable, resistente, duradero, liviano y económico.

Debemos reflexionar sobre cómo utilizamos el plástico en lugar de demonizarlo, según De Santos. Estamos fabricando objetos con una vida útil breve a partir de un material prácticamente indestructible.

Julio Barea de Greenpeace dijo que la vida útil de un producto se reduce a unos pocos minutos desde el momento de la compra hasta que se deja de necesitarlo. Este tiempo exacto es de 12 minutos. Después de eso, sigue décadas de degradación.

El hecho de que la degradación ocurra no significa que desaparezca completamente ni se convierta en compost biodegradable. Lo que sucede es que se fragmenta en pedazos cada vez más pequeños que contaminan la cadena alimenticia, el agua y el suelo. Este problema no se limita a una o dos bolsas, sino que ocurre con miles de millones de ellas que se producen y descartan cada año en todo el mundo, lo cual es tremendamente preocupante.

Barea defiende la eliminación directa de las bolsas de plástico, ya que considera que nuestras abuelas nunca las utilizaron para hacer la compra. Además, con las opciones reutilizables disponibles en la actualidad, piensa que en dos semanas nadie se plantearía ir al supermercado sin su propia bolsa.

Según el profesor Tomás Gómez Franco, quien imparte clases de Fundamentos económicos y economía mundial en la Universidad Internacional de Valencia (este), España se encuentra atrasada en comparación con otros países de Europa debido a la generación diaria de una media de más de 120 toneladas de plástico.

Gómez señaló que es importante tomar en cuenta que en el año 2050 se tiene un mandato que requiere un cambio en nuestros patrones de consumo y producción hacia una economía circular.

Cambiar el modelo, debe hacerse con cuidado

Aunque la gente suele desagraviar las medidas restrictivas o impositivas, se sugiere seguir el ejemplo de Irlanda, que logró reducir el consumo de residuos en un 90% gracias a la concienciación de la población.