En junio, el precio del melón llegó a alcanzar los 13 euros, un precio bastante por encima del habitual de este producto en época estival que refleja el encarecimiento de los alimentos básicos y que pone de nuevo en el punto de mira la calidad de la nutrición en un momento en el que la inflación está en el 10,8% debido a, entre otros, el encarecimiento de los alimentos.

En momentos de crisis, como ya pasó en la crisis de 2008, la calidad de la nutrición puede verse resentida por el encarecimiento de los precios y, en especial, en los casos de personas con rentas más bajas, recordemos que el salario más común de 2021 no alcanza los 19000€ anuales.

Así lo explica el profesor de Nutrición en la Universidad Complutense de Madrid, Jesús Román, quien añade que los periodos de «crisis y problemas económicos» coinciden con mayores tasas de obesidad infantil provocada por la malnutrición.

Los últimos datos publicados por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señalan que los precios de los alimentos han alcanzado su mayor nivel desde 1990 a nivel mundial.

En España, primero la pandemia provocada por la covid-19, después la escalada en el precio de la electricidad y los combustibles -que provocaron movilizaciones y paros en el sector agro- y, por último, la guerra en Ucrania, han agitado una situación que termina por afectar a las estanterías de los supermercados.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advirtió en julio que el costo de la canasta de consumo subiría 15,2% en el año.

Para Román, el punto crítico de cualquier dieta es la falta de frutas, verduras, pescado y aceite de oliva, y estos productos han subido de precio en los últimos meses.

Además de los 13 euros del melón, los datos de los que dispone la OCU muestran un encarecimiento de los alimentos de un 52,6% del aceite de oliva suave y un incremento del 12,4% en frutas y hortalizas.

Cuota de estómago y croquetas congeladas

Jesús Román traza el camino de la mala alimentación a través de dos conceptos: cuota de estómago y “croquetas congeladas”.

El primero, según el nutricionista, se relaciona con las calorías que el cuerpo necesita consumir a lo largo del día.

El encarecimiento de los alimentos básicos puede terminar provocando que los consumidores tiendan a congelados como las croquetas, unos productos de «baja calidad, baratos y que pueden quitar el apetito».

Alerta de que las personas que tienen problemas económicos «se decantan por alimentos más baratos que suelen ser de más baja calidad, restringiendo aquellos que son más saludables».

Entre los problemas que puede conllevar una alimentación de peor calidad se encuentra, como ya adelantaba al comienzo el profesor, la obesidad.

En este sentido, el Informe sobre la obesidad infantil en España 2021/22 elaborado por Eroski confirma sus palabras al apuntar que la obesidad es «una forma de malnutrición por exceso que, en muchos casos se prolonga también en la edad adulta».

En encarecimiento de los alimentos, de la mala nutrición a la falta de comida

Cuando Román habla de esa «cuota de estómago» puntualiza que esto se circunscribe a aquellas familias con rentas bajas y señala que no incluye a las que «no pueden echarse nada a la boca para comer».

Y es que las cifras publicadas el pasado mes de mayo por la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal) aseguran que este año entrarán en los bancos de alimentos un 20% más de solicitantes que en 2021, como consecuencia de las subidas de precios globales y del impacto de la guerra en Ucrania.

Se trata de familias que han vivido en primera persona el aumento de los precios de los artículos de primera necesidad, ya sea por escasez de alimentos o por la mala calidad de lo que consumen.

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