Cuando la temperatura empieza a bajar, también lo hace el nivel de nuestro sistema inmune. En otras palabras, nos volvemos más propensos a coger resfriados y gripes. Esto sucede por varias razones: en primer lugar, en un esfuerzo por mantener calientes nuestros órganos vitales, el cuerpo contrae el flujo sanguíneo hacia las extremidades cuando hace frío en el exterior. En segundo lugar, este proceso de intentar mantener el calor interno consume energía que podría utilizarse para combatir las enfermedades.

En segundo lugar, los climas más fríos son el clima ideal para que se propaguen los virus respiratorios, como el del resfriado común. Si añadimos el hecho de que la gente pasa más tiempo en el interior durante estas estaciones, no hace sino aumentar las posibilidades de contagio entre personas.

¿Hay alguna dieta que podamos seguir para reforzar nuestro sistema inmune?

No hay ningún alimento que refuerce drásticamente nuestro sistema inmune si sólo lo consumimos de forma esporádica; tendríamos que convertirlo en un hábito para ver mejoras reales. Para crear efectos a largo plazo, debemos desarrollar patrones de alimentación más saludables y mantener una buena nutrición en general.

¿Es importante mantener la dieta habitual?

Una dieta saludable por sí sola no es suficiente para promover un sistema inmune fuerte: nuestros hábitos también deben apoyarlo.

Una dieta rica en frutas, verduras, legumbres, pescado azul, huevos, frutos secos y aceite de oliva virgen extra es esencial para un sistema inmunitario fuerte. Sin embargo, lo que mucha gente no sabe es que los mismos alimentos que más nos protegen suelen ser los que más nos cuesta añadir a nuestra dieta cada día.

¿Qué puedo hacer para mejorar esta situación?

Creamos un mayor impacto cuando nos centramos en lo que hay que eliminar, en lugar de añadir cosas nuevas.

Aunque debemos centrarnos en el consumo de alimentos ricos en nutrientes, hay algunos que destacan por sus efectos positivos en nuestra salud. Estos alimentos de efecto pueden ayudarnos a mantener un sistema inmune fuerte:

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Kale

No sólo el calcio del brócoli se absorbe mejor que el de la leche, sino que también contiene una gran cantidad de hierro. Esta combinación ayuda a reforzar el sistema inmune y a prevenir la anemia.

Además, esta hortaliza es rica en nutrientes, al igual que otras verduras crucíferas. Sin embargo, lo que hace diferente a la col rizada es su alto contenido en agua. Esto la convierte en una excelente opción natural para limpiar su cuerpo de toxinas.

Este alimento no sólo es único por su sabor, sino también por su alto valor nutricional. Rico en vitaminas A, C y K, así como en minerales como el hierro, el potasio y el magnesio, ayuda a nuestras neuronas y a otras funciones esenciales de nuestro organismo.

Coliflor

La coliflor contiene muchas vitaminas y minerales esenciales para un sistema inmune fuerte. La coliflor es también una buena fuente de fibra dietética, que puede ayudarle a sentirse lleno y satisfecho después de comer. Además, la coliflor contiene potasio y fósforo, otros dos minerales importantes para la salud en general.

Alcachofa

Rica en minerales y vitaminas, el consumo de alcachofas aporta beneficios para la salud como la absorción de calcio, el control de los niveles de colesterol y triglicéridos, el fomento de la acción antioxidante y la defensa contra las enfermedades del corazón.

La alcachofa es baja en calorías debido a su alto contenido en agua; sólo 44 kilocalorías por cada 100 gramos.

Esta verdura rica en fibra tiene numerosos beneficios para la salud debido a sus altos niveles de inulina (un tipo de fibra) y cinarina (una sustancia antiinflamatoria). Estos dos componentes actúan conjuntamente para reducir los niveles de glucosa en sangre, mejorar la función intestinal y aumentar los niveles de saciedad.

Col Plana

La lista de nutrientes de este alimento es impresionante Es una gran fuente de vitaminas A y C, minerales, carbohidratos y fibra. La vitamina A ayuda a cosas como la salud de los dientes y la vista, el crecimiento y la inmunidad. La vitamina C es importante para la formación de los vasos sanguíneos y los músculos.

Brócoli

Los betacarotenos, los isocianatos y la vitamina C actúan conjuntamente para protegernos de los radicales libres, causantes del envejecimiento.

Romanesco

Esta sabrosa verdura verde no sólo es baja en calorías, sino que tiene un alto contenido en vitaminas, concretamente en vitamina C. De hecho, su concentración de vitamina C supera a la de otros tipos. Otros nutrientes destacables son la vitamina K (para una correcta coagulación de la sangre) y la vitamina E (que actúa como antioxidante).

Esta verdura es una fuente de nutrientes esenciales, como el ácido fólico, la provitamina A y minerales como el magnesio, la fibra, el calcio, el fósforo y el potasio. También contiene compuestos clave que se encuentran en otras verduras crucíferas como el brócoli y la coliflor, entre ellos el sulforafano. Además, aporta al organismo pequeñas dosis de ácidos grasos esenciales omega-3 y omega-6.

Frutos del bosque

Los frutos rojos como las fresas, frambuesas, moras o arándanos obtienen su color de los polifenoles. Estos son micronutrientes con una importante actividad funcional que también ayudan a reducir la inflamación y funcionan como antioxidantes.

Cítricos

Por otro lado Cítricos como mandarinas, naranjas, pomelos y limones te ayudan con su aporte de vitamina C a preparar tu organismo para el frío que viene y reforzar al sistema inmune.

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