Las respuestas a la aprobación, por parte del Consejo de Ministros, del uso obligado en hostelería de aceiteras de un solo uso no se han hecho esperar. La más destacable es la ofrecida por la Federación Española de Hostelería (FEHR), que ha valorado de manera muy negativa esta imposición que en su día propuso el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente junto al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e igualdad.

El pasado día 15 de noviembre el Consejo de Ministros aprobó por fin el Real Decreto 895/2013, una nueva normativa con la que se impone el uso en hostelería de aceiteras de un solo uso con el objeto de informar mejor al consumidor y evitar, en la medida de lo posible, cualquier tipo de fraude relacionado con este producto.

El texto de la nueva normativa señala que “en los establecimientos del sector de hostelería los aceites se pondrán a disposición del consumidor final en envases etiquetados y provistos de un sistema de apertura que pierda su integridad tras su primera utilización”, y que “los envases que por su capacidad se puedan poner a disposición de los consumidores finales más de una vez, dispondrán además de un sistema de protección que impida su reutilización una vez agotado su contenido original”.

Diagnóstico de la FEHR

Tal y como explica la FEHR en su propia página web, la aplicación de la nueva ley conllevará una serie de consecuencias negativas para el sector hostelero. Los aspectos medioambientales, el aumento del precio en el producto final, o la pérdida de personalidad de los establecimientos son algunas de las preocupaciones mostradas por esta federación, y que a continuación se analizan de manera pormenorizada.

El uso de los nuevos formatos podría suponer un incremento en los precios del aceite de oliva, pero también un aumento de envases, y por tanto de residuos (plásticos y vidrios), que provocaría un impacto medioambiental negativo. Además, la FEHR añade que “no se ha realizado un estudio de las nuevas necesidades logísticas, de ubicación del producto y de espacio”, por lo que es posible que el aceite de oliva desaparezca de muchas ubicaciones y sea sustituido por “otro tipo de condimentos no sujetos a normativas tan estrictas como la que se pretende imponer al aceite de oliva”.

El desperdicio alimentario es otra de las preocupaciones que muestra la FEHR: Los envases propuestos rara vez se agotarán con un único uso, razón por la que esta normativa es “incompatible con criterios de racionalidad basados en la estrategia de reducción de desperdicio alimentario”.

Según esta asociación, con la aplicación de la normativa los locales perderán la personalidad propia, ya que no podrán utilizar sus propios dispensadores de aceite, sino otros comunes; “los establecimientos de hostelería no son supermercados, por ello la falta de etiqueta en las aceiteras no es sinónimo de desinformación. Los locales disponen de cartas, paneles y de el conocimiento y atención del personal de sala y barra”, señala de manera contundente la FEHR en su comunicado, y añade que está dispuesta a colaborar y plantear acciones alternativas a una medida que consideran restrictiva.

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