La décima edición de los Swiss Cheese Awards, el certamen que reúne cada dos años a los mejores quesos de Suiza, ha concluido con la elección de un Gruyère d’alpage AOP como mejor queso suizo de 2016. Celebrado del 23 al 25 de septiembre en el espectacular Vallée de Joux, el certamen ha contado con un total de 777 tipos de quesos suizos, demostrando la gran variedad de producción quesera del país.

El ganador, Le Gruyère d’alpage AOP de Jean-Claude Pittet, se elabora en su quesería tradicional, situada en el mismo Vallée de Joux dónde tuvo lugar el certamen. Se trata de un queso Gruyère d’alpage, de alta montaña. Como otros quesos d’alpage, éste se elabora únicamente en los meses de verano, desde finales de mayo hasta principios de octubre, en caseríos situados entre 1.000 y 2.000 metros de altitud.

Otros quesos suizos galardonados en sus variedades fueron el Tête de Moine AOP de Joseph Spielhofer, el Emmentaler AOP de Hanspeter Müller, Le Gruyère AOP de Pierre Buchillier el Sbrinz AOP de Franz Hegglin y el Appenzeller de Christian Fankhauser.
El jurado internacional, compuesto por más de 100 profesionales de la industria lechera y de la gastronomía, consumidores y representantes de medios de comunicación, puntuó los 777 quesos inscritos que competían por el título en 28 categorías diferentes.

Quesos de Suiza

Los Quesos de Suiza son famosos en todo el mundo gracias al cuidado y a las características artesanales con las que se elaboran. El pastoreo de las vacas es obligatorio en Suiza, país donde está totalmente prohibido el uso de hormonas y antibióticos en la crianza de ganado y donde ningún queso puede fabricarse con aditivos químicos.

Para elaborar un queso suizo se utiliza casi el doble de leche que para fabricar un queso de producción industrial. Las queserías reciben dos veces al día la leche recién ordeñada para garantizar la elaboración de un producto fresco y sano. El uso de leche cruda, no pasteurizada, posibilita un sabor más intenso y potencia los aromas derivados del pasto y forrajes.

La rigurosa normativa, sometida a un estricto control por parte de la Oficina Federal de agricultura de Suiza, garantiza la elaboración tradicional del producto desde el origen de la cadena hasta el final, momento en el que un tasador certifica que el queso tiene la suficiente calidad para llevar el sello de su región quesera. De esta manera, la denominación de origen suiza es garantía de un producto absolutamente natural.

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