La aceituna en cualquiera de sus variedades se presenta como el aperitivo más popular de los encurtidos españoles. El mercado de este producto ofrece una opción para cada gusto, podemos encontrar aceitunas negras, verdes, más o menos curadas, con hueso, rellenas… ¿Pero qué opción es la mejor?

La clave para evaluar este fruto del olivo es precisamente tener en cuenta la versatilidad que lo envuelve y que lo rellena, es decir, tener muy en cuenta de qué productos se rellena la aceituna, hay cuatro sabores básicos: dulce, salado, ácido y amargo.

Dentro de la variedad de aceitunas más importantes según el valor de su exportación y producción tenemos la manzanilla y la sevillana. Estas son las más comercializadas, y por su puesto las más vendidas.

En cualquier presentación la aceituna representa el sabor puro del Mediterráneo, y eso tiene mucho que ver con la forma en la que se distribuye este producto. Es muy difícil salir a tomar una cervecita por Murcia y que no te pongan unas aceitunas rellenas «de gratis», es esta cultura de cata la que engancha al cliente, la que ofrece y le da a probar el producto antes si quiera de pagarlo, envolviéndole en confianza y afianzando así una futura compra.

El producto por consiguiente debe ser de calidad suprema, fresco y elaborado de forma tradicional. Podemos seguir todos los pasos del tratamiento de la aceituna en su etiquetado, así podremos asegurarnos de que el producto que ofrecemos futuramente será comprado.