Los consumidores desconocen la agricultura española

Según el estudio “I Encuesta sobre Percepción e Imagen de la Agricultura Española”, que realiza la consultora Elogia para la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA), los españoles tienen un profundo desconocimiento acerca de la agricultura en España.

Al apreciar el estudio se puede observar que las percepciones que tienen los ciudadanos sobre la agricultura incurren con frecuencia en contradicciones evidentes, además el 65% afirma que se trata de una actividad que emplea mucha tecnología, aunque al mismo tiempo se cree mayoritariamente que el agricultor es personal no cualificado.

Este desconocimiento también se extiendo a los datos socio-económicos de la agricultura en España: el 93% de los encuestados no sabe que España es el primer exportador mundial de frutas y hortalizas y cuatro de cada cinco personas desconoce que el sector agroalimentario emplea a más de 2 millones de personas en nuestro país.

Desconocimiento

Cuando la “I Encuesta sobre Percepción e Imagen de la Agricultura Española” ha preguntado acerca de la terminología que se utiliza en el sector, se ha podido comprobar que los ciudadanos desconocen las diferentes entre agricultura ‘convencional’, ‘integrada’ y ‘ecológica’. Sobre esta última, el 50% está convencido erróneamente de que es aquel tipo de agricultura que no utiliza ningún producto fitosanitario.

La agricultura convencional es identificada principalmente como la que emplea mucha mano de obra, es tradicional en sus metodologías y poco innovadora tecnológica-mente, lo que entra en contradicción con la convicción mayoritaria expuesta anteriormente de que la agricultura usa mucha tecnología.

Sólo el 8% de los sondeados conoce el término “agricultura integrada” y es capaz de asociarlo correctamente con alguna de las características que le atribuye el Ministerio de Agricultura: máxima utilización de los recursos y los mecanismos de producción naturales, sostenibilidad mediante métodos biológicos y químicos que compatibilicen las exigencias de la sociedad, la protección del medio ambiente y la productividad agrícola, gestión integrada de plagas con un empleo de fitosanitarios en niveles económica y ecológicamente justificados que reduzcan o minimicen los riesgos para la salud humana, etc.