La subida de los costes de producción junto al intenso calor están poniendo en riesgo la existencia a los apicultores en España, que se ven incapaces de sacar adelante sus explotaciones después de tres años de malas cosechas.

Mario Fernández, presidente de la Asociación Española de Apicultores afirma que «este año está siendo demoledor para las abejas. El calor en exceso y la falta de humedad hacen que no haya ni pasto ni comida, y eso nos obliga a hacer un gasto extra en alimentación, por lo que empiezan a no rendir los precios».

La sequía, provoca falta de floración en el campo y los productores se ven obligados a mantener vivas a las abejas con mezclas de agua y azúcar que reemplazan al néctar.

Diferente alimentación es la que emplean para estimular a las colmenas, de modo que la reina ponga más huevos y la población sea mayor para atacar las floraciones más importantes, en cuyo caso deben dar de comer a las larvas un sustitutivo del polen.

«La mayoría de los apicultores no somos profesionales, compramos los ingredientes y lo hacemos de forma artesana, mientras que los grandes profesionales compran preparados a empresas y tienen un gasto más», afirma Fernández.

TRASHUMANCIA EN PELIGRO

Los más afectados están siendo precisamente los profesionales, aquellos trashumantes que deben mover los colmenares de un sitio a otro. Esto les obliga a pagar más por el gasóleo, mientras el precio de venta al por mayor permanece estancado.

En la pasada campaña de 2021/2022 (de abril a marzo), el precio de la miel multifloral a granel aumentó el 9,51 %, con un precio máximo de 3,62 euros por kilo, mientras que la modalidad envasada cayó el 2,81 %, hasta un máximo de 5,87 euros por kilo, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

El presidente de la asociación resalta que los apicultores no controlan esos precios, sino que los marcan los envasadores, «comprando la española barata para venderla cara en el extranjero» y sustituyéndola en España por mezclas que suelen proceder de China.

«Nuestro coste de producción está en unos 3,5 euros por kilo, y los chinos venden a 1,8 euros. Los apicultores no podemos competir con esos siropes que inundan el mercado. No estamos subiendo el precio y estamos con el agua al cuello», apunta Fernández.

El presidente de los apicultores de la organización Asaja en Guadalajara, Ángel Marco, calcula que la cosecha es un 60 % inferior a la de otros años, en una temporada «muy mala» marcada por las heladas tardías en primavera y el calor sin lluvias en verano.

Con el encarecimiento del gasóleo, los profesionales trashumantes han multiplicado por dos sus gastos sin que se haya encarecido la miel por lo general, según Marco, que pide ayudas económicas para evitar la pérdida de muchas colmenas.

LA PEOR CAMPAÑA EN UNA DÉCADA

El responsable de Apicultura de COAG, Pedro Loscertales, coincide en que el alza de los costes de mantenimiento de las explotaciones (gasóleo, energía y alimentación) están influyendo en el tercer año de bajada de los beneficios.

«Hay que trabajar más para sacar un rendimiento casi nulo en muchos casos», subraya Loscertales, que detalla que «los movimientos en el mercado de la miel se han dejado de hacer, viendo que no se iba a cubrir el coste del transporte».

El rendimiento de las colmenas se ha reducido un 70 % en un año «dramático» para la producción de miel, por lo que «muchas explotaciones echarán el cierre».

«Esta es la campaña más difícil de la última década. Más que para el rendimiento de la explotación, sacamos miel para el mantenimiento de la colmena y la nutrición de la abeja. Además, muchas colonias se ven afectadas por la falta de polen» en el campo, explica.

Otra consecuencia afecta a la pérdida de biodiversidad, ya que las abejas no llegan a polinizar muchos de los sitios a los que antes iban, lo que afecta también a las miles de plantas que se benefician en esos parajes.

El responsable de Apicultura de UPA, Antonio Prieto, sostiene que la producción de miel se sitúa «por debajo de la mitad de un año normal en España».

Incremento de costes generalizado

«Estamos pendientes del otoño, cuando probablemente tengamos que gastar mucho más de lo normal en alimentación, que ha subido hasta un 50 %, mientras el gasóleo tiene un coste desmesurado para una producción muy corta», argumenta Prieto.

La intensa ola de calor registrada este verano está colapsando las colmenas. La cera, al derretirse, atrapa a las abejas dentro de la caja y estas se asfixian.

Además las abejas tampoco pueden salir a beber agua y refrigerar la colmena por miedo al abejaruco, que ahora presiona más a las colmenas después de que haya menos insectos por la sequía y el calor en el campo.

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