Estamos de acuerdo en que la comida rápida y barata suele ser de peor calidad, por lo que la moda alimentaria y los snacks mainstream están a la orden del día. Habitualmente está preparada con productos procesados y por lo general no ofrece al consumidor un alimento con un aporte nutricional excesivamente bueno. Pero también es necesario tener en cuenta la materia prima de la que se parte y con que alimentos se elaboran los platos.

Pretensiones del gobierno y la oposición, ante un enemigo común.

En España, las cifras de obesidad tanto infantil como adulta son preocupantes, algo de lo que ya hemos hablado anteriormente, y es por esto que resulta vital ofrecer a la población recursos fácilmente accesibles y nutricionalmente adecuados. Y poner a disposición consejos y recetas rápidas es algo que puede lograr mejorar la calidad de los hábitos alimentarios actuales.

Esto es lo que quiere demostrar el Gobierno de España con el lanzamiento de un recetario saludable, destinado especialmente a los jóvenes y al cada vez más ajetreado ritmo de vida que llevamos. Este trabajo a modo de revista conjuga un total de 40 platos, bajo el lema de crear un espacio “saludable, sencillo y barato como herramienta para combatir el sobrepeso y la desigualdad”. Snacks, platos principales y postres de lo más variopintos y cuyo precio no supera los 2 €, son las tres secciones que conforman el recetario realizado por la nutricionista Marián García y la cocinera María José San Román, y presentado esta pasada semana por el ministro de consumo, Alberto Garzón.

El recetario tiene además una misión de consumo sostenible, responsable con el medio ambiente y poniendo en valor el comercio local y ecológico. Sin embargo, presenta varios problemas, y es que sigue bien poco la dinámica buscada, creando una fantasía multicolor llena de términos como healthy o veggie, muy al estilo Harvard y fuera de los tópicos del norte de España y del mediterráneo, que no han hecho otra cosa más que asustar un poco a los lectores.

La moda alimentaria y los snacks mainstream

De los tres adjetivos que dan nombre al recetario, el de saludable es probablemente el único innegable. Si bien es cierto que apenas ofrece platos con alimentos de origen animal, fuera del escaso pollo y algún que otro plato de pescado, su gran variedad de alimentos aporta un amplio abanico de posibilidades y un buen espectro nutricional.

En otro lado tenemos al tiempo de preparación. El tiempo es relativo, ya lo decía su homónimo, Albert Einstein, de acuerdo a su famosa teoría de la relatividad. Y eso mismo ha pensado el ministro de consumo, ya que, en muchos platos, solo los tiempos de cocción igualan o superan al de la preparación completa estimada, olvidando contar con que las patatas hay que pelarlas y cortarlas antes de servirlas.

Pero dejando a un lado el sarcasmo, los problemas que han creado más discordia alrededor de este recetario han sido el precio y la procedencia de algunos de los productos. A pesar de que el kale, una variedad de col, es como la típica berza de toda la vida, y el queso feta es consumido extensamente en nuestro país, son unos cuantos los productos con origen extranjero que protagonizan estos platos. ¿Por que la moda alimentaria y los snacks mainstream? De hecho, existen otras muchas alternativas a estos productos que sí son típicos de nuestras regiones, y usarlos significa valorizar y diferenciar los productos de nuestro país de la mejor forma posible.

Y finalmente el dinero; el reclamo de casi todos los platos de “menos de 2 € por ración”, es en algunas ocasiones, simplemente absurdo. Si en platos como la ensalada de frutos rojos, setas y cuscús, y teniendo en cuenta que las indicaciones son para dos personas, los 200 gramos de frutos rojos del plato ya superan esos 2 €, algo que se puede comprobar en cualquier supermercado, ¿con qué dinero se compran las setas, la lechuga, el cuscús, el queso de cabra o el cebollino?, ¿se supone que el dinero también es relativo? Si ya se nos va el presupuesto, mejor ni mencionamos a los productos bio o ecológicos.

En resumen, la iniciativa es perfecta. Poner en valor los productos de nuestra región, crear una base sólida de consejos alimentarios y culinarios para los consumidores, y atraer a la cocina a la población, especialmente a la más joven, es muy importante para lograr unos hábitos saludables y sostenibles. Sin embargo, la ejecución peca de ciertos tópicos modernos que nos acercan al estilo de vida inglés y norteamericano, y lo aleja del que debería ser el verdadero objetivo, hacer de los productos y de la gastronomía del país y su preparación, no una complicada tarea de logística, sino un momento divertido con el que mejorar nuestros hábitos en la cocina.

Artículo de opinión, de Alberto Imbernón Mulero.

Alberto Imbernón Mulero

Doctorando en Técnicas Avanzadas en Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario.

Cartagena, Región de Murcia, España

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