Gracias a las innovaciones y a la aplicación tecnológica el ser humano ha logrado poder consumir alimentos fuera de temporada con todas las garantías sanitarias. Esta tecnificación consiste en emplear maquinaria cualificada para intervenir en algunos procesos agroalimentarios, pero esto no es sinónimo de digitalización, donde aún hay que avanzar.

Si hacemos recuento de lo que incorporamos cada día a nuestra dieta… probablemente hayamos comido yogures, leche, queso, lechuga envasada, fruta cortada, embutido al vacío… todo esto se consigue gracias a la tecnología. La industria alimentaria es probablemente una de las más tecnificadas y gracias a ello nuestra salud se ve beneficiada.

El empleo de robots de última generación en las fábricas 4.0 también está cambiando el sector y por supuesto su productividad, a pesar de las críticas por la disminución de la mano de obra obrera, el cambio hacia las nuevas tecnologías abre un abanico de posibilidades que consigue multiplicar hasta diez el número de producción diario de estas empresas.

Herramientas como el big data o la utilización de robots también están cambiando el tradicional modelo de negocio de la industria alimentaria. El análisis de datos consigue mejorar la producción, incluso permite la personalización de los productos para mejorar su comercialización. Las etiquetas de los productos se han convertido en algo básico y cada vez más demandado antes de consumir un producto, fidelizan la confianza del cliente y se aseguran de que el producto posea unos cánones de calidad antes de comprarlo. Gracias a ello podemos conocer dónde se fabrican los envases que consumimos, los controles de calidad a los que se somete nuestro producto o hasta cuando podremos consumirlo, entre otras muchas características que se proporcionan.

Lo cierto es que este aumento de las herramientas a la hora de procesar alimentos hace que el ser humano sea más eficiente, es decir, que aproveche mejor los recursos que se le ofrecen. Pero esto no quiere decir que por ello se esté adaptando mejor a la era de la digitalización. Se ha demostrado que los comercios alimentarios que poseen redes sociales y portales de venta en Internet son los que más valora el cliente y los que con más frecuencia consume. A pesar de ello, la mayoría de comercios no incorporan estas herramientas en su comercio, y por ello pierde tanto clientes como reputación.

Siemens ya animó a los productores de food & beverage a subirse al tren de la digitalización y la Industria 4.0 para ser más competitivos. Su director asegura que la aplicación de la digitalización a los procesos de fabricación puede aumentar hasta un 20% su productividad, algo que garantiza una apuesta segura y que será la clave para el desarrollo de una de las industrias más importantes de nuestro país.

 

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